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Ocio - vida práctica

  • 26 años de Asociación de Padres de Familia Separados. APFS
  • Que yo recuerde, siempre me ha gustado viajar. Empecé viajando por mi pequeño país, luego por Europa y después el resto del mundo, pero desde hace unos años, no muchos, descubrí la magia que tiene el poder viajar lento, sin prisas y se despertó en mí ese gusanillo que nos anima a descubrir cosas nuevas, hasta un punto tal, que llega a crear dependencia. Este manual está pensado como una ayuda para todos los amantes de los viajes por libre o “menos fáciles” y muy especialmente a los que buscan aventuras viajeras con un presupuesto reducido, tipo mochilero o como se llaman ahora “backpakers”. Ojalá que, con este manual, pueda motivarte y animarte a salir a descubrir todas las bellezas que esconde nuestro planeta tierra.
  • Vamos por la calle sin mirar, sin ver, arrastrados por la inercia, por la rutina…. Hemos sucumbido al mundo de los adultos, hemos perdido nuestra alma de niños y, por ende, ese espacio donde florece el asombro, la sorpresa y la ilusión. Pero si recuperamos ese espíritu y salimos a la calle con el corazón abierto todos estos maravillosos pedacitos de corazones salen a nuestro encuentro. Cada uno de vosotros hará una lectura diferente, personal, única. Y ahí reside la maravilla: en la pluralidad de miradas, en lo diverso. Ahí descansa la riqueza de una sociedad. Me gusta el carácter efímero del arte urbano porque me recuerda que nada es permanente, que todo se transforma y que cada instante muere para dar lugar a un nuevo ahora.  Me recuerda cuánto nos cuesta vivir en el presente. Yo no he ido a buscar estas obras... ellas me han salido al encuentro. Los autores nos regalan su mirada, ponen su arte al alcance de todos, exponen sus almas a la intemperie. Sus obras nos acarician el alma, nos interpelan, nos inspiran y en otros casos remueven nuestras conciencias y nos hacen reflexionar.   La Fundació Gavina empezó a caminar en el Raval hace 40 años, tejiendo alas y pintando cielos para muchos niños, jóvenes y sus familias. Porque, como decía Elvira Sastre, “no vuela quien tiene alas, sino quien tiene un cielo“.