Descripción

El camino es uno de los símbolos universales en la literatura. Para Machado, cuyos conocidos versos apelando al caminante sirven de preámbulo a este poemario, el camino va más allá de la vía que se abre entre los campos al hollar la tierra. El camino pasa a ser la propia vida y con ella comparte las incertidumbres del no saber adónde nos conducirá.
Antonio Machado, sevillano, hizo el camino que le llevó a Castilla. Vicente de Vicente, el autor de esta obra, castellano, acabó en Sevilla. Son itinerarios que se cruzan y, para ambos, los caminos se van abriendo a medida que avanza el transitar por la vida, sin posibilidad alguna de retorno. Tan solo queda el recuerdo, la memoria que acaba mirando con cariño y nostalgia los momentos que quedaron entre las brumas del tiempo original.
Vicente de Vicente revive la remembranza del arraigo desde los caminos de Turra de Alba (Salamanca), los que recorrió en su niñez, cuando el pueblo aun latía con el vigor de la juventud. Después llegó la decadencia y el abandono, la condena que inmisericorde asola el interior meseteño. Y con ella la añoranza de aquellos años tan lejanos que indeleblemente habían quedado incrustados en la memoria. Así nacieron estos versos, sencillos y sinceros, como las gentes de la tierra. Caminos de Turra son retazos de nostalgia versificada, la de un hombre cuya infancia terminó por convertirse en recuerdos de los caminos de Turra…